domingo, 10 de enero de 2016

‘EL ARTE DE LA PRÁCTICA DE LA ACEPTACIÓN‘

‘ El camino perfecto carece de dificultades excepto la de negarse a admitir preferencias, sólo cuando se ha liberado del odio y del amor se revela plenamente y sin disfraces. Todo es adecuado y a la vez nada es adecuado ‘
Koan

En nuestra vida cotidiana, la mayoría de tiempo dedicado a nuestro pensar es de carácter egocéntrico. ¿Por qué sufro? ¿Por qué tengo problemas?

Creo haber descubierto la necesidad, la absoluta necesidad, de creer en la nada. Es decir, hay que creer en algo que no tiene forma ni color, en algo que existe antes que todas las formas y colores aparezcan. Ésta es una cuestión para mi muy importante.

No importa en qué Dios o Doctrina se crea o qué práctica sigamos; si uno se apega a ella, la creencia se basará en mayor o menor grado en una idea egocéntrica. Es el esfuerzo por lograr una ‘fe perfecta’ con el objeto de obtener la propia salvación. Además, se ve uno involucrado en una práctica idealista. Mientras se trata constantemente de realizar el propio ideal, no se tiene tiempo para mantener la serenidad, y estar plenamente presente en ser y estar…

Por eso creo, bajo mi punto de vista, que es necesario ‘creer en la nada’. Más esto no quiere decir vacuidad. Hay algo, pero ese algo está siempre preparado para tomar alguna forma en particular, y en su actividad sigue ciertas reglas, teorías o ‘verdades’.
Cuando esta experiencia se personifica, le asociamos a una deidad; cuando la comprendemos como la suma verdad, la llamamos ‘principios religiosos’ y, cuando aceptamos la verdad y actuamos como una parte de la Deidad o conforme a la teoría, nos llamamos a nosotros mismos ‘practicantes’.

Pero aunque puedan existan tres formas básicas definidas como tal, creo que se trata de una existencia que no tiene forma ni color y que siempre está dispuesta a tomar forma y color.

No es meramente la enseñanza de la práctica, sino la absolutamente necesaria comprensión de nuestra vida, de ser, de estar… Sin esta comprensión, nuestra práctica en todos los ámbitos y aspectos, no nos ayudará. Estaremos atados a nuestra ‘creencia’ y tendremos mayores inconvenientes por culpa de ella.

Cuando se práctica la escucha, a través de ser y estar en la oscuridad, es posible que uno oiga la lluvia que cae del techo. Después, la niebla maravillosa se deslizará por entre los árboles y más tarde aún, cuando la gente comience a trabajar, se verán las hermosas montañas.


No obstante y en paralelo, algunos se disgustarán al oír la lluvia mientras están acostados en la cama por la mañana, porque se olvidan de que luego verán salir el radiante sol por el oriente…

Cuando concentramos la mente en nosotros mismos, tenemos esa clase de preocupación; sin embargo, cuando nos aceptamos a nosotros mismos como la personificación de la verdad, no tenemos preocupación alguna. Pensamos ‘está lloviendo’, pero no sabemos qué pasará después, y a la hora de ‘salir a la calle’, tal vez el día sea hermoso o haya tormenta.

Cuando uno se ve a sí mismo como personificación temporal de la verdad, no tiene dificultad alguna. Apreciará lo que le rodea y se apreciará a sí mismo como parte maravillosa de la gran actividad y del Gran Todo, incluso en medio de las dificultades.

Bajo mi punto de vista, éste es el Arte de la Práctica de la Aceptación, mi Dharma como modo y fundamento de vida así como mi causa y principios dentro del BUDO.

Lo mejor es gozar por ahora, del sonido de la lluvia…

          
Adaptación a los textos S. Suzuki
Joan Rubio Mulero
MUSUBIKAI AIKIDO BADALONA


viernes, 1 de enero de 2016

‘EL ARTE DE LA PRÁCTICA EN VACÍO‘


‘ Podé los Crisantemos,
pero el campo que dejé atrás
no parecía distinto ‘
Kikaku

En una ocasión, un estudiante preguntó a su maestro: ”dices que debemos volver a la mente de un niño; entonces, ¿cuál es el papel de la inteligencia en la espiritualidad? ¿Cuál es el papel de la inteligencia en la comprensión de nuestra vía?'

- Qué quieres en este preciso instante? ‘replicó el maestro'
- Deseo la paz y el silencio
- Paz? Qué es la paz?
- El reposo. El no movimiento, creo…

- Vale, no está mal ‘dijo el maestro. “Paz es una buena palabra. Pero ¿qué significa exactamente? ¿Qué es la verdadera paz? A veces utilizamos calculadoras. Si hay una cifra en la pantalla, no puedes hacer otro cálculo. No tendremos respuesta. Por eso hay un botón con la letra ‘C’. Si pulsas ‘C’, la pantalla se vacía: regresa al cero. Entonces es posible cualquier cálculo. Si mantienes tu mente despejada, encontrarás felicidad en todas partes. Es la paz completa, como la mente de un niño, que no se apega a nada. Así que pulsa siempre la tecla ‘C’. Si tu mente se enfurece, pulsa ‘C’ y se despejará. La mente del no conocimiento es la mente que pulsa ‘C’. Si piensas en exceso, persevera en el no saber; tu pensamiento desaparecerá.

Sin embargo, si no regresas a la mente ‘cero’ de cuando en cuando, no podrás contemplar el universo tal como es. Si piensas y una montaña aparece en ti, no la ves; sólo ves tu pensamiento doliente. Si te obstinas en la tristeza, y la sostienes, y una hermosa vista se ofrece ante tus ojos, no podrás percibirla. Te limitas a seguir tu pensamiento. Te excluyes de este mundo a cada momento. Siempre digo: ‘cuando piensas, pierdes los ojos’. Tienes los ojos, pero si miras algo con la mente anegada de pensamiento, no ves nada. Asimismo, no escuchas, hueles, saboreas o sientes completamente. 




Es como la calculadora cuando los números permanecen fijos en la pantalla: no puedes operar nuevos cálculos. Por eso, nuestra vía enseña que debes volver a tu mente original a cada momento. Se trata de pulsar la tecla ‘C’. A esto lo llamamos ‘limítate a NO SABER’…

La mente sin conocimiento implica que todo pensamiento es eliminado. Cuando se elimina todo pensamiento, la mente queda realmente vacía. La mente vacía es anterior al pensamiento. Lo anterior al pensamiento es tu mente original. Si usas una calculadora, en primer lugar pulsa la tecla ‘C’. 

El cero aparece en la pantalla. Ésta es la mente vacía. La mente vacía es muy importante, porque es capaz de todo. Una vez cero es igual a cero; dos veces cero es igual a cero; mil veces cero es igual a cero; infinitas veces cero es igual a cero; en el tiempo del odio cero es igual a cero; en el tiempo del deseo cero es igual a cero.


Si tu mente regresa al cero, todo es cero. Todo es vacío. No hay ningún obstáculo. Entonces, el espejo de tu mente vacía puede reflejar el universo tal como es…
          
Adaptación de un Texto de SEUNG SAHN

Joan Rubio Mulero
MUSUBIKAI AIKIDO BADALONA