Caminante, no hay camino, se hace camino al Andar’ Antonio Machado
Durante todos
estos años que llevo en la andadura del BUDO, más de 40 de los cuáles casi treinta ya como profesional, he tenido la gran suerte de poder compartir mi forma de
entender el AIKI en diferentes lugares casi siempre alrededor de una misma zona
o población.
Tener la
oportunidad de practicar y difundir en diferentes lugares es una experiencia
enriquecedora tanto por la gente que se conoce como por la cantidad de
‘energías’ que te vas encontrando de las cuáles siempre se aprende mucho, en lo
positivo y en lo no tanto; no obstante todo sirve ya que de ello se va forjando
aprendizaje…
También es cierto que
este recorrido es poco satisfactorio debido a que en la mayoría de ocasiones
todo cambio provoca mucho ruido, y con el ruido pérdida de estudiantes que por
un motivo u otro se apean en un punto del camino inacabado, por lo menos para mí…
En todo caso,
desde la última década he ido desarrollando cada vez y de forma más intensa el deseo y sueño a la
vez de encontrar un lugar dónde poder llevarlo a cabo de forma exclusiva a
través de tener un Dojo propio.
Si nuestro
destino o los pasos que demos en el futuro requieren tanta atención que se
vuelven más importantes que los pasos
que estamos dando ahora mismo, perdemos completamente el propósito
interno de nuestro viaje, que no tiene nada que ver con dónde vamos o qué hacemos
y sí cómo
lo hacemos.
Poco tiene que
ver con el futuro, sino con la calidad de nuestra conciencia e implicación en
este momento. El propósito externo pertenece a la dimensión horizontal del
espacio y del tiempo; el propósito interno involucra una profundización en
nuestro Ser, en la dimensión vertical del ahora intemporal.
Nuestro camino
externo puede tener un millón de pasos y sin embargo nuestro camino interno
solo tiene uno: el que estamos dando ahora mismo, al igual que la resolución de
un ataque y/o confrontamiento: es único y eficiente en ese momento y no en otro…
A medida que
nos hacemos más conscientes de este único paso, nos vamos dando cuenta de que
contienen todos los demás, incluyendo el punto de destino. Entonces este paso
se convierte en una expresión de la perfección, un acto de gran belleza y
calidad.
Esto es al
mismo tiempo el propósito y la culminación de nuestro camino interno, el camino
hacia nosotros mismos…
El camino [DO] se hace, no se alcanza…Maestro
y el discípulo, juntos, crean el camino y la enseñanza…
Joan Rubio
Musubikai
Aikido Montseny
-
Dedicado al actual grupo de práctica MUSUBIKAI
AIKIDO MONTSENY -
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