‘Mis acciones son mis únicas pertenencias. No puedo
escapar de las consecuencias de mis acciones. Mis acciones son el suelo sobre
el que mantengo’
Thích Nhất Hạnh
En todo el tiempo que llevo practicando AIKI, me he encontrado
con mucha gente que su objetivo es entrenar para ‘desconectar’…
Al principio lo veía como un motivo más, más adelante no
le daba demasiada ‘importancia’ y en la actualidad me he dado cuenta que,
aunque puede ser un motivo muy lícito, no lo comparto ya que creo que no es
oportuno.
El ritmo de vida que llevamos en la actualidad, genera de
forma cada vez más común que vayamos ‘desbordados’ en nuestro día a día. Nos
dejamos llevar por la corriente de nuestro entorno, ritmo social, laboral y luchar
contra esto no es que sea complicado, sino que creo que es agotador. Muchas
veces tenemos la sensación de ser un ‘Don Quijote luchando contra molinos…’
Bajo mi punto de vista y una vez que hemos aceptado la
realidad tal como es (o eso aparentemente…) nuestro enfoque debería centrarse en
qué es lo que podemos hacer para aceptarla y gestionarla sin que nos genere esta sensación de ansiedad o
similares…
Existen muchas personas que durante un periodo concreto
en su vida, normalmente asociado a momentos de stress o vacío interior (muchas veces de forma no consciente) realizan
algún tipo de actividad, deporte o similares con el objetivo de ‘desconectar’
de su rutina o, como se dice más comúnmente, ‘realidad diaria’.
Esta iniciativa creo que puede ser beneficiosa ya que en
algunas ocasiones ayuda a que esa persona se ‘oxigene’ y pueda cambiar su forma
de ver su actual situación o, simplemente, le pueda dar esa fuerza que necesita
para afrontar su ‘dura’ realidad en ese momento. Pero nos debemos hacer otra
pregunta, ¿qué ocurre cuándo ese ‘vacío interior’ o situación desaparece? En
muchas ocasiones la persona acaba por abandonar esa ‘afición’ porque ‘algo’ ya
ha ocupado ese vacío y no le es necesaria esa ‘desconexión’ puntual.
Puede que en
los mejores de los casos, si la actividad ha llegado a hacerle sentir bien,
prolongue su práctica unos cuantos años más hasta que finalmente no le llegue a
aportar ‘aquello que le faltaba’. Centrándome en el Aikido y cómo decía al principio, me he
encontrado en bastantes ocasiones con personas en la situación expuesta
anteriormente…
No tenemos que olvidar (por lo menos eso es lo que yo
siento…) que al practicar Aikido con otra persona, tenemos la gran oportunidad
de escucharnos a nosotros mismos a través del individuo que tenemos delante
nuestro, pudiendo mejorar muchas veces incluso como ‘persona’. Siempre tenemos
la oportunidad de elegir, elegir ser más ‘agresivo’ (incluso hasta llegar hacer
daño) o, por lo contrario, comprender la situación y resolverla de la forma más
‘cordial’ eludiendo el conflicto. En ambos casos nosotros podemos tener la opción de pero, de lo que no
hay duda es que, para poder llegar a armonizar una situación de conflicto, hay
que conectar, conectar con la persona, con la situación y energía de ese
momento, con las sensaciones…
Cada vez me resulta más sencillo (y lo digo sin aires
altivos por favor…) observar si las personas durante su práctica están
conectadas a esa energía o, en el caso más desfavorable, si por lo menos lo
intentan. El hecho de ‘conectar’ nos hace comprender mejor la situación de ese
momento, el conflicto que se genera, como intentar solventarlo con un mensaje
de armonía e incluso erradicar la posible frustración de ‘no conseguir algo’ ya
que, en la mayoría de ocasiones como en la vida, cuando se está conectado la
resolución será la que deba ser para ese momento concreto…
La frustración de la que hablamos durante la práctica, al
igual que en la vida, viene determinada porque queremos imponernos sin tener en
cuenta a la otra persona o situación. En mi opinión eso es equivalente a
trabajar en desconexión.
Los antiguos guerreros para afrontar sus batallas y/o desafíos, primero conectaban con ellos mismos, luego
con la situación y finalmente con su
enemigo. Ésta era la forma de ‘vencer en su totalidad’ la situación a la que se
enfrentaban y es que, al estar conectados, podemos percibir mejor todo lo que
sucede a nuestro alrededor.
Con una práctica conectada somos más capaces de empatizar
con la situación que se presenta delante nuestro, ya sea en el entorno AIKI o
fuera de él, porque al final es lo mismo, es AIKI…
Para mí el Aikido, en lugar de ser algo que me ayude a
desconectar, es más bien todo lo contrario. Me ayuda a CONECTAR MÁS con la
vida, con las personas, con las sensaciones y honestamente estoy convencido que
era uno de los objetivos básicos del fundador, O’Sensei, llevar el concepto del
Aiki y su mensaje más allá de los entornos de práctica, difundir su mensaje de
empatía, comprensión, compasión para que cada individuo sea capaz de cambiar su
realidad a través de su actitud, de sus pensamientos, de su forma de actuar, y
para eso hay que estar muy CONECTADO …
Joan Rubio Mulero
MUSUBIKAI AIKIDO
BADALONA
Completamente de acuerdo hermano. Sobre todo en estos momentos de locura en los que estamos viviendo es más que necesario. Conectar con nosotros mismos es necesario para poder ser mejor personas que al fin y al cabo es el fin del Aikido tal y como yo lo siento.
ResponderEliminarUn abrazo y sigue escribiendo así de bien.
Muchas gracias José, tu mejor que nadie puede entender de lo que estoy hablando...
EliminarGracias de nuevo por tus palabras