miércoles, 30 de septiembre de 2015

‘EL ARTE DE LA QUIETUD EN LA PRÁCTICA‘

‘Todas las formas son impermanentes. El único lugar donde puedes experimentar el flujo de la vida es en el Ahora’
Proverbio Zen

Para poder llegar a expresar lo que quiero compartir con vosotros, me  gustaría que en primer término pudierais visualizar un lago u océano. Imaginemos tanto la superficie como la profundidad más absoluta del mismo. Estos opuestos van a representar nuestros estados mentales y de ser.

La situación externa de nuestra vida, y lo que allí ocurre, es la superficie del océano. A veces está en calma, otras agitada, dependiendo de las estaciones, ciclos, etc... Sin embargo y por el contrario, en lo profundo, el océano se mantiene inalterado. Nosotros somos el océano al completo, no solo la superficie, y tenemos la oportunidad de estar constantemente en contacto con nuestra profundidad, que permanece absolutamente en quietud. No nos resistimos al cambio aferrándonos mentalmente a toda situación.

Nuestra quietud interior no depende o no debe depender de ello. Habitamos en el Ser, inmutable, intemporal, inmortal, y no dependemos del mundo externo, de las formas externamente cambiantes para sentirnos bien, felices y satisfechos. Podemos disfrutar de las formas, jugar con ellas, crear nuevas, apreciar incluso la belleza de las mismas… pero no necesitamos apegarnos a ellas.

Durante la práctica, si me planteo algún objetivo es precisamente este; que el  ruido exterior, que la forma en el movimiento o técnicas e intenciones (buenas o no) del Uke, no perturbe la quietud que reside en lo más profundo de nosotros y  que los efectos ‘superficiales’ no alteren nuestro estado de Ser.  



Para mí lo interesante de la práctica, al igual que en la vida misma, es que nuestra percepción del mundo y del entorno es un reflejo de nuestro estado de conciencia y ésta se refleja tanto en nuestra práctica como en la interacción con las otras personas que forman parte de ella (ukes).

A veces tanto el ‘mundo’ que creamos alrededor de la práctica como el de fuera de ella lo vemos con una mente ‘egoísta’ con lo que es fácil que nos parezca del todo ‘imperfecto’ y proyectemos responsabilidades fuera de nosotros. Pero lo que percibimos es solamente una especie de símbolo, como la imagen de un sueño. Así es como nuestra consciencia en muchas ocasiones, interactúa mentalmente con la energía que tenemos en nuestro alrededor...

El verdadero cambio ocurre dentro, no fuera. En lo profundo de nuestro océano. Con lo que no debemos de perder de vista que aunque nuestros ojos enfocan hacia el exterior, no debemos enfocarnos exclusivamente en lo externo dado que corremos el riesgo de encontrar mayormente frustración e incluso desesperación. Sin un cambio profundo de consciencia, llevamos el riesgo de caer en un ‘pozo sin fondo’…

Estoy convencido de que debemos ser conscientes de que así como no podemos luchar contra la oscuridad, tampoco podemos luchar contra la inconsciencia; si caemos en este error, o por lo menos para mí lo es, los polos opuestos se fortalecerán, y lo que es peor, corremos el riesgo de identificarnos con una polaridad, creándonos un enemigo llamado ‘inconsciencia’ con lo que nos veremos más arrastrados hacia ella…

Cuando nuestra situación en el tatami al igual que en la propia vida nos empieza a resultar insatisfactoria, es el momento de mirar hacia en lo más profundo que reside en nosotros para romper el ‘patrón de resistencia inconsciente’ que mantiene y perpetua esta situación. 

Resistirse, es proyectar la negatividad que llevamos dentro a través del vehículo de la mente; es conectar con la superficie del océano; es observar como todos los ciclos, estaciones, etc… nos afectan e incluso nos hunde. La Resistencia es la Mente.

La rendición entendida como quietud, como pausa, es perfectamente compatible con la acción, con iniciar cambios o alcanzar objetivos: la única diferencia es que en este estado, nuestra acción fluye desde una energía completamente diferente, de hecho se convierte en un tipo de energía que conecta con nuestro Ser y que conecta más profundamente con el Presente, lo que significa que es un regalo.

La No-Resistencia, palabra ‘compuesta’ que estamos más que acostumbrados a escuchar constantemente como parte de la definición del AIKI, realza enormemente la cualidad de nuestra consciencia, de nuestro ser, de nuestro presente, de nuestro tiempo que es el ahora, y no el ayer, mañana, tiempos pasados y/o venideros sino el ahora, y que por lo tanto es la cualidad de lo que estemos realizando o creando en ese momento. El estado de consciencia en este momento preciso, la quietud que albergue en nosotros, la no-resistencia que generemos es el principal determinante del tipo de acción futura que experimentaremos, tanto en la vida como en la reacción de nuestro UKE en términos marciales.

Como punto final, insistiría: empieza por reconocer que hay resistencia. Estemos presente cuando aparezca, observemos el proceso de pensamiento implicado. Sintamos la energía de la emoción, tanto la negativa dirigida desde el Ego como la resistencia. Comprobemos que no tiene ninguna utilidad. Ahora miremos en nuestro interior y apliquemos quietud, la No-resistencia.

Al centrar nuestra atención en ella, la resistencia inconsciente se hará consciente, o por lo menos estaremos en el camino para llegar a tal fin…   
          
Joan Rubio Mulero

MUSUBIKAI AIKIDO BADALONA

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